miércoles, 31 de octubre de 2007
Calavera cozumeleña
El Huesudo siempre llega
Y un día arribó a Cozumel
Buscando a Gustavo Ortega
Para llevárselo con él.
Y lo halló, al muy demente
En lo alto de un balcón,
Amenazando a la gente,
creyendo ser Napoleón.
Díjole, ufana, la muerte:
“Traigo una recomendación,
Escrita está aquí tu suerte,
No te sientas ya tan cabrón.
Lista está tu sepultura
Ven conmigo, tengo prisa”
Pero él llamó a sus guaruras
Pa' ponerle una madriza.
El caso es que al poco rato
Ante los huesos deshechos
Burlábase el mentecato:
“¡Nomás yo tengo derechos!”
“No te ufane tu prepotencia
––Dice la parca, adolorida––
Porque muy pronto la vida
Te hará pagar la sentencia”.
“Algún día comprenderás
Que tu poder no es eterno
Y tarde o temprano te irás
Bien derechito a la ver…no.”
El de la imagen es el alcalde de Cozumel, don Gustavo Ortega Joaquín, recientemente señalado en una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por la detención arbitraria, en noviembre del año pasado, del director general de Contrapunto, Jonathann Estrada, su sobrino menor de edad y un distribuidor de la revista, cuando repartían ejemplares entre los asistentes a un evento público. Los pormenores pueden hallarlos en nuestra página web a partir del lunes próximo. Mientras tanto, aquí va este Pico de Gallo, para que conozcan a tan finísimo personaje.
miércoles, 26 de septiembre de 2007
Bello durmiente
viernes, 7 de septiembre de 2007
Duermevela (relato para dos voces)
De manera que fui feliz la primera vez que el sueño la manifestó como un ente corpóreo, y seguí siendo feliz –feliz y ansioso– las madrugadas en que, ya despierto, su mirada café persistía en amarrarse a mis recuerdos. Surgiste, ninfa de la dicha y el estrés, y te sigues columpiando en mi memoria.
–No supe jamás su nombre, es cierto. De él no tenía el menor conocimiento, salvo la certeza absoluta de que también existía al otro lado del sueño, de que tarde o temprano nos encontraríamos, y de que entonces conocería los motivos de aquellos presagios helados que no me permitían dormir en paz.
No sé cuánto duró la búsqueda. Abandoné edad, salud y suelas en las aceras de la ciudad, educando mis ojos para conseguir reconocerla entre las multitudes anónimas que deambulaban por las calles. Caminé y observé, interrumpiendo mi andar solamente para dormir y poder volver a soñarla. En un ciclo que pudo ser eterno, soñé, busqué y volví a soñar, hasta el día que por fin la descubrí inmersa en el gentío de un supermercado.
–Fueron unos meses terribles. ¿Usted sabe lo que es vivir en ese constante azoro? De verdad, de pronto, a partir de esos ojos, mi vida, hasta entonces normal, se transformó por completo. Tengo suerte de no haber sido enviada a un manicomio. Mi familia, mis amistades, mi empleo; poco a poco lo fui perdiendo todo, todo menos esa mirada. Esa mirada, y el frío.
Jamás me perdoné por haberla perdido, por no correr más rápido. Pero es que bastó la hipnosis automática con que me devolvió la mirada, ese instante delicioso que me fusionó al mármol de imitación, para que ella desapareciera entre el área de cajas. Aun así el instinto supo dirigirme hacia el autobús en que pude distinguirla –apenas una mancha en la ventanilla– alejarse de nuevo hacia mis tinieblas.
–Así que no fue una sorpresa descubrirlo esa tarde en el centro comercial, ¿sabe?, mirándome, inmóvil, como si hubiera estado plantado en ese lugar toda la vida. De cualquier manera me invadió el pánico y rehuí el encuentro; abandoné la compra y corrí, abriéndome paso a empujones y condenándome con mi cobardía a permanecer en aquella duermevela febril, fatal, de hielo y pastillas para los nervios.
EI autocastigo: no volver a soñarla, ni dormido ni despierto. Cerré los ojos hasta que me ardieron, pero todo fue inútil contra ese subconsciente verdugo que me negó el consuelo durante semanas, tortura de la que por fin escapé aquella mañana en que, bajo un laurel del Parque de
–Por eso, a fin de cuentas, acepté el encuentro que el instinto me exigía. Por eso dejé que mis piernas me guiaran bajo la llovizna, sin pensar, hasta el parque al otro lado de la ciudad, distante como todo buen oasis. Porque sabía que sólo así podría descansar, por eso acudí a la cita definitiva, a ese encuentro en que él, otra vez, como en mis sueños, también estaría, sentado en una banca. Y mirando. Siempre mirando.
Y aquí estoy desde entonces, esperándola, seguro de que ella acudirá un día, guiada no sé si por el sueño o por la vigilia, aquí por no sé qué mecanismos perros de este destino guasón, convencida igual que yo de que en esta banca del parque nos toparemos con el sueño materializado, con la imagen encarnada predestinada desde el inicio de las épocas, extrañamente atisbada por este par de miserables mortales, para poder constituir sin obstáculos esta realidad que compartiremos hasta el final. Y sólo espero. Fumo, leo, canto, o simplemente miro, sentado; pero ya nunca duermo.
–Es verdad, no sabía nada de él, más que su mirada comenzaba a traspasar el muro de los sueños, y que el frío que me provocaba era primo hermano del miedo. Por eso la pistola robada al cajón de mi padre. Por eso los seis disparos, y luego los golpes y las patadas al cuerpo tirado sobre la hierba. Por eso, licenciado, por el sueño, por el frío. ¿Usted me entiende?
sábado, 1 de septiembre de 2007
Sgt. Pepper's Mid Life Crisis
miércoles, 29 de agosto de 2007
Después de "Dean"
viernes, 17 de agosto de 2007
jueves, 9 de agosto de 2007
Luis Eduardo Aute - Templo
“El verbo se hizo carne”, L.E. Aute
Descárgalo aquí.
martes, 7 de agosto de 2007
martes, 31 de julio de 2007
jueves, 26 de julio de 2007
John and Paul - A Toot and a Snore in '74
De entre esa casi infinita variedad de discos destaca A Toot and a Snore, cuya importancia no radica precisamente en la calidad de su contenido, sino en el momento histórico que registra: se trata de la única grabación existente de John Lennon y Paul McCartney tocando juntos después de la disolución del Cuarteto de Liverpool, cuando Lennon producía el disco Pussy cats, de Harry Nilsson, en marzo de 1974. Una de las mayores expertas del tema beatle en México, Tere Chacón, describe su contenido aquí. Y el álbum puede ser descargado aquí.
Como explica Tere, no esperes encontrar el prodigioso retorno de la más grande dupla de músicos del siglo XX; por el contrario, dista mucho de ello. Son meros ensayos plagados de errores, con un Lennon regañón, inseguro y atiborrado de droga a quien puede escuchársele, en el primer track, ofreciendo una raya a Stevie Wonder, otro de los participantes en aquella sesión memorable. Pero, con todo, ¡hombre, son Paul y John! Durante mucho tiempo sólo se supo de la acre relación que mantuvieron tras la separación del grupo: las recriminaciones rebosantes de amargura que intercambiaron en las canciones de sus primeros discos solistas, la -esa sí- multicitada ocasión en que Lennon negó el paso a McCartney, cuándo éste pretendió visitarlo en su departamento neoyorquino... Esta grabación, por tanto, constituye un documento excepcional para cualquier apasionado de The Beatles.
miércoles, 25 de julio de 2007
Del plato a la boca...
sábado, 21 de julio de 2007
Albert Pla - Vida y milagros
El del músico Pla es un mundo iconoclasta e impredecible en el que pueden convivir sin mayor problema sus reinterpretaciones a Lou Reed (El lado más bestia de la vida) y a la edulcorada Soy rebelde de Jeanette, devastadores temas de desamor ("yo te deseo la muerte donde tú estés / y aprenderé a rezar para lograrlo", en Sufre como yo) y toda suerte de historias tragicómicas de truculentas moralejas: el infeliz enamorado que padece al conocer los crímenes de su novia etarra (La dejo o no la dejo), el republicano que ansía casarse con la hijita del monarca (Carta al rey Melchor), el zapatero que emascula al negro que lo hizo cornudo (Joaquín el necio), el miserable parido en un retrete que pese a su desgraciada existencia es capaz de hallar en ella "paraísos de inmundicia y alegría" (Marcelino Arroyo del Charco) o el gallo afónico sumido en una crisis existencial al descubrir que, pese a que esa madrugada no logró cantar, el sol ha podido levantarse de nuevo (El gallo Eduardo Montenegro); de la misma forma ha dado voz a los oscuros "poetas malditos" José María Fonollosa y Pepe Sales, con temas alusivos a la sexualidad más desbocada, el abuso de drogas duras y la muerte, que ha interpretado un álbum completo de canciones de cuna.
Si no conoces a este singular cantautor y después de lo anteriormente expuesto aún quieres arriesgarse a ello, puedes descargar el disco aquí. Se trata de una obra sumamente recomendable, que conmino a adquirir en su versión original, la cual incluye un DVD con la totalidad del concierto.
viernes, 20 de julio de 2007
En el país de las albarradas (4)
sábado, 14 de julio de 2007
Meet The Barkers!
jueves, 12 de julio de 2007
Eutanasia
Pero hoy no.